La osteopatía no establece diferencias de edad. Es muy apropiada para los niñ@s.
Entre el nacimiento y la pubertad las influencias externas e internas son muy grandes. En esa época el organismo sufre grandes cambios anatómicos, fisiológicos y psíquicos.
En el momento del nacimiento, las contracciones que recibe el bebé en el cráneo son muy importantes para la movilidad del Movimiento Respiratorio Primario (MRP) y para la maduración de los sistemas (respiratorio, digestivo, nervioso…).
Ya desde el nacimiento, podemos observar “lesiones osteopáticas” en el recién nacido. Hay circunstancias (tipo de embarazo, parto difícil…) e informaciones (químicas, emocionales…) que generan tensiones en el cuerpo del bebé, y repercuten sobre su estado y sus funciones.
Ejemplos de tratamiento osteopático en bebés: cólico lactante, regurgitación, tortícolis congénita, asimetrías craneales, dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, problemas de succión, lagrimal obstruido.
Ejemplos de tratamiento en niñ@s: otitis, bronquitis, asma, dolores de espalda, dolores de cabeza, transtornos digestivos, niñ@s que se recuperan tras una intervención, acompañamiento durante el tratamiento de ortodoncia, niños con problemas de desarrollo.
La osteopatía ofrece, sobre todo a l@s niñ@s, la gran ventaja de poder reaccionar de manera preventiva. En el momento en que los trastornos funcionales y las compensaciones son reconocidos y tratados antes de que desemboquen en trastornos estructurales y en daños, es cuando la osteopatía actúa de manera preventiva.
Además, si hay una lesión estructural, la osteopatía ayuda a aliviar los síntomas y a que el cuerpo encuentre su mejor equilibrio.